el poema sin fin
tiene una piel urbana
hecha de cuerpos desnudos
que vibran
y se asfixian
y se arañan
(cuerpos que contienen la bestia)
sudor espejismo
avance ciego
reverberación
adiós
cuerpos desnudos
que se liman su condición humana
y se otorgan eternidades, escapadas,
cuerpos que se destruyen
y se rescatan
(cuerpos que contienen el milagro)
alcohol luces muertas túneles entre los labios
paraísos instantáneos
choque explosión electricidad
adiós
el poema sin fin se alimenta
de cuerpos que buscan espejos
en otros cuerpos,
cuerpos desnudos
que laten
contra el reloj
el poema sin fin se vacía
y está lleno, únicamente,
de cuerpos que dicen,
a veces:
eh,
me bosteza la piel,
no siento nada, nada es
capaz de despertarme,
sólo abro los ojos
si me roza
algún resplandor,
un pequeño chispazo de vida
que de repente decida
deshacerse en mí.
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K y
sus maneras de (des)ordenar el mundo