ignoro si estarás
a l o t r o l a d o.
si acaso trato de entender
tu silencio,
la mancha del quizás
colgada en las paredes de mi vida.
no sé de qué huíamos.
sé que siempre había un verso
cabalgando entre nosotros.
cómo dejar de encontrarte
en tantos poemas,
cómo negar
que eres esa fracción de mundo
en el que reside una eterna infancia.
volveré a morder el adiós
en el patio de un recreo
que se queda vacío.
me tropezaré con tus ojos
en cada hogar
que crea vislumbrar,
aunque después solo sea
un nuevo espejismo.
me esperarán
los labios mojados
de alcohol
y promesas falsas,
me esperará también
la luz
siempre lejana,
el escenario,
el caos,
la silueta tiritando
entre la multitud,
el tiempo despedazado
a ras de tu nombre.
perdóname si admito
que tengo miedo
a que ahora solo arda
un espacio en blanco,
a que solo haya
una ciudad temblorosa
e idéntica, una sola ciudad,
una maldita y preciosa ciudad
repitiéndose
en todas las ciudades,
a que se acumulen los verbos
abandonados
en cualquier esquina de nosotros,
a dejarnos ser,
a flotar eternamente
en el aullido,
a comprender
demasiado tarde
que vamos en camino,
siempre en camino,
sin llegar
nunca
(a nadie).