Ahora lo quería todo. ¿Para qué si no existían todos los sentidos? ¿No era para sentirlos? Éste era el momento, y si todos pensaban que se había vuelto loco, mejor. La locura era una de las señas de identidad del artista. Dirían: ¡ Cádiz enloqueció!, simplemente porque buscaba ser feliz.
Y los miraría con disfraz de loco, sin tenerlos en cuenta.
Nadie era dueño de nada, ni siquiera de sí mismo...
Dueño de esa nada que se iba aglutinando y se agarraba con uñas y dientes a un estúpido concepto: la fantasía de ser...
Si amas, la prisión de sentir; si no amas, la de la soledad. Si deseas, el infierno de poseer; si posees, el miedo a no saberlo conservar... o a desear más y más. El hombre convertido en víctima de sus propios espejismos.
Caminas por la vida buscando adquirir experiencia... y de pronto, aparece de la nada un sueño.
Y tú, que ya no crees en ellos, te agarras desesperadamente a su cola tratando de que en su vuelo te eleve, y así sentir por escasos segundos que estabas equivocado, que puede ser verdad. Que puedes sobrevolar la plana realidad; que ese sueño te ha rescatado de esa perfecta y estúpida muerte en vida que te has ido labrando año tras año.
Lo que le falta al tiempo.
me quito el sombrero!
ResponderEliminarSencillamente genial y sublime, hoy puedo irme a dormir tranquilo.
:) Gracias por dejar el fragmento aquí!