lunes, 23 de julio de 2012

¨habitantes de ninguna parte.




Luz contra cuerpo,
cuerpo contra luz,
verso contra cuerpo,
cuerpo y verso
a contraluz.

Si vas a marcharte,
deja las luces apagadas.


Entonces nos preguntamos
¿cómo dejar de sentir nada?

Arañamos la piel de los versos
para ver si aún nos queda
una pizca de alma.

Admitámoslo:
ahora, dentro, una, palabra, tras, otra,
trazo, coma, espacio,
una, vida, tras, otra,
nada,

si acaso la sensación 
de acercarse y alejarse
como si el corazón fuera una pista de aterrizaje
donde nada permanece demasiado,

si acaso la sensación
de amar, de buscar,
de amar la búsqueda,
de odiar 
amar 
la búsqueda.

Admitámoslo:

Habitaremos entre dos mundos
sin pertenecer nunca a ninguno,
seremos, eternamente,
de ninguna parte


.

sábado, 14 de julio de 2012

¨fuego fatuo.




Esto solo nos roza, se acerca y sopla sobre nuestra nuca
erizándonos la piel.

Esto solo se acerca, no dice nada,
a veces un silencio más alto que otro,
más luminoso, 
a veces un rayo azul que nos ciega,
un segundo que luego amamos
durante cientos de segundos más.

Esto es lo que queda, una llama lenta que no tiene rostro,
una imagen que arde y se ilumina en el centro del pecho:


Tú, dándole forma al ahora, con una sonrisa triste te asomaste al fin de lo que nunca llegó a tener un principio. Apretabas el reloj, cogías con fuerza una mano de ceniza. Arañabas la espalda de cada canción.

Cerrabas los ojos para sentir que estabas más dentro, que podías llegar al fondo. Cerrabas los ojos creyendo que así, después, la sensación tardaría más en desvanecerse. Le abrías las piernas a la vida y rebañabas con la lengua cada milésima de segundo de luz.

La luna jadeaba en lo alto del cielo, el corazón maullaba en la garganta, y tú seguías, avanzabas entre la gente, un pie tras  otro, sudor y restos de estrellas en los labios. Toda una vida cabía en una canción.

Y tú 
seguías.

-



Ahora, míranos, ahora seguiremos,
seguiremos buscándonos (quizás),
golpeándonos, sobreviviéndonos,
sabiendo que ahí fuera solo hay precipicios,
sabiendo que aquí dentro
solo nos queda un rugido,
sabiendo que nada nos alcanzará,
sabiendo que, probablemente,
nadie vendrá a salvarnos.

miércoles, 4 de julio de 2012

adictos anónimos.




aquí no puede haber oen

ni ninguna otra medida de tiempo
distinta al instante.

adicción al caos

al reloj como una aguja rota
que crea espirales.

adicción  a lo que no se ha dicho

adicción a todo lo que
no se puede destruir


porque ni siquiera existe.