Cuando llega el momento.
O da igual, cuando llega algo, algo, algo...
Amaneces destapada,
con el sol abrochándote la tripa, estirándose por el cuerpo,
con el cielo lleno de azul,
azul inmenso, azul profundo y radiante,
azul y cristalino
como si el mar se hubiese fundido en él, como si se hubieran cambiado los papeles
como si el mar se hubiese fundido en él, como si se hubieran cambiado los papeles
y tu mar estuviese arriba , salpicado de espuma,
como si el agua que comenzase a caer fuese salada, nueva, distinta,
como si estuvieses caminando sobre el cielo, rodando entre estrellas.
Como si estuvieras naciendo ahora,
saliendo a la superficie de los mares de tu vida,
atravesando el vientre de una estrella de mar
o de cielo.
Y azul, azul, azul por todas partes,
tus palmas azules, tus espalda azul, tus palabras azules,
y azul por todas partes,
como si todo fuera cielo,
como si todo, por hoy al menos,
fuera infinito.