lunes, 29 de abril de 2013

Él, la bestia.


Él nunca duerme,
él nunca crece 
del todo.
Desde el borde de un poema
sin versos
respira.

Él hace que el resto
se ponga de rodillas
y lo chupen,
y lo alaben.

Él aguarda
una dulce destrucción:
que lo hagan temblar
hasta casi explotar.

En él no existe la superficie,
solo puedes quedarte
si llegas hasta el fondo.

Él ruge desde lo más profundo
de los ojos
cuando quiere hacerse escuchar.
Él no entiende de números,
de lenguaje,
de tiempo
o de intensidad.

Mi corazón es una bestia
que baila bajo el pecho
sin mi consentimiento.

Mi corazón es una bestia
que huye de la gravedad.

Mi corazón es una bestia
que busca un hogar.

Mi corazón es una bestia… 
es / una / bestia
capaz de amar.

lunes, 22 de abril de 2013

Matar los ángeles.


Si me miras ahora
rasgando una a una las letras de mis ojos,
si con las yemas de los dedos 
escribes en mi cuerpo
que no te importaría quedarte,
que quieres quedarte,
si confiesas que mis labios
son una buena cuna en la que mecer tus días,
al igual que yo confieso ahora
que si me tocas creo en los milagros
y creo que estar viva
es uno de ellos.
Matemos los ángeles
que quiero construir
un nuevo cielo,
que quiero estrenar
mis alas...

domingo, 7 de abril de 2013

Juego de pronombres.




La sal que no se derrama sobre la mesa.
La sal que se derrama sobre la piel.

Las chicas que buscan su paraíso 
en los bares de siempre,
entre páginas vírgenes
o bajo las sábanas.
La música apretándoles la garganta,
los pezones que se marcan
pidiendo voz por debajo de la camisa.

Solo el temblor
las saciará.

Permanecer.
Llegar al fondo.

Son cientos.
Son solo una.
Quieren ser Ella.
Quieren ser el Tú.

Que no te rocen,
que nada se deslice en ti.
A ti 
que te destruyan.