miércoles, 7 de agosto de 2013

Ahora que solo quedamos dos: la Poesía y yo.






Ahora que estoy hecha de
sol, arena
y ausencia.

Me queda 
el nunca
y la nada
derramándose sobre mi cama.

No tengo derecho
a escoger un solo recuerdo
y alabarlo en este templo
a oscuras.
Aun así
habrá que elegir 
un nombre,
una imagen, 
una banda sonora,
habrá que trazar una línea 
que  empiece y acabe
en el infinito.

Los pliegues de los días
están manchados de cerezas.
Solo sé que no es temporada
de palacios,
de aviones, 
trenes,
de buscar 
el roce de tus manos.

Este aire que alimenta
mi respiración
se desnuda.
Las marañas de luz
sudan
en mi cuerpo.

Los pájaros son de cristal
y no encuentran azul 
sobre el que deslizar sus alas.

El cielo que brota
en la página en blanco
no le pertenece a nadie.

Sin embargo trato de volar
yo, con mis dedos 
por encima de cada letra
aunque no sepa
si encontraré una palabra
que sostenga todo este vacío.

Ahora
me engancho una estrella
a los tobillos,
bajo la ventanilla del coche
y respiro
el olor a sal,
ahora cambio de marcha
y no sé si sujeto
el papel o el alma.

Ahora
solo quedamos dos:
la Poesía 
y yo.

9 comentarios:

  1. Eso no es poca cosa, te veo, con estrella en el tobillo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Ojala nunca se acaben las cerezas, ni la poesía...

    El final del poema me ha recordado a esta canción:

    https://www.youtube.com/watch?v=ZsAW55iads0

    No dejes de aterrezar suavemente en el papel.

    Saludos, pequeña K.

    ResponderEliminar
  3. Creo que has elegido a una buena compañera de viaje, aquella que despierta el lado más dormido de todo lo que nos rodea. Enhorabuena, cada día es más grato leerte :))

    un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Pues ya con eso quedáis Muchos.

    Un abrazos.

    La poesía y Tu, bello conjunto, para que más?

    Un abrazo, lindo corazón.

    ResponderEliminar
  5. al final va a ser el vacío el que sostiene tantas palabras, el silencio el guardián de los sentimientos, y esta nada que nos sobreviene en la mañana la que nos despierte de este sueño de no querer pertenecer a nosotros mismos. Esta batalla de vivir con la respiración que nos presta algún desconocido, o de seguir sin aliento, tejiendo los versos que a modo de pomada, nos alivien tantos deseos de amar.

    ResponderEliminar
  6. A veces ese copiloto es traicionero, goza en la caída.

    Beso.

    Tu banda sonora está hecha de palabras.

    ResponderEliminar
  7. Como siempre, y aunque llegue tarde, es un placer leerte con el café de la tarde.

    Cuídate.

    ResponderEliminar
  8. La poesía y tú levantando muros contra la desesperanza.

    ResponderEliminar