viernes, 16 de octubre de 2009

el embrión y el fósil.



allí, agachado en aquel rincón. la nevera abierta. congelado de calor, asustado del miedo.
con la cabeza entre las piernas, con la violencia entre los labios, con la vida entre las manos (apretándose fuerte) con la vida llena de charcos, charcos de sangre,con la sangre llena de vida, con la última mirada adorada y sostenida de forma victoriosa en una estantería vacía.

tú en el otro extremo, tensando la ingenuidad donde los árboles duermen recitan lloran respiran, bañándonos en la laguna, desnudos de relojes, remando hacia atrás, saltando hacia dentro. salvajes, animales de metal oxidado, ensalivándonos de destino, secándonos el polvo el sudor la mentira con la piel.
más oscuro, más adentro, más callado, más pleno, más cierto.
antes de abandonarte dentro del saco del vacío, antes de fumarte el abismo y arrojar la colilla al suelo, antes de romperte los bolsillos y guardarte dentro el espejismo, antes de quitarte esa palabra-candado, antes de doblarte, en mil mitades, y rodar por vez primera en tu sombra ,antes de exhalar el aire, como si fuera una despedida del mundo, de ti.

antes esperabas, anunciabas la espera, la recibías, te la grapabas en las manos, te la limabas en los ojos y con esa afilada mirada que todo lo alcanzaba, se originó un día, un segundo, una eternidad, la muerte:

te hiciste un agujero en el Alma.

y cayó una única lágrima; caliente, perfecta, redonda, transitando en las arterias de la memoria, empañando la historia hecha de historia, inundando, callando, borrando, deshaciendo.

caímos y volvimos y fuimos como el pasado y el futuro no se conjuraron ni conjurarán jamás, fuimos un instante irrepetible y fuimos, sobre todo, porque éramos, somos, seremos, seríamos, serán,
sin tiempo,
los dos:
el embrión y el fósil.
porque entonces no sé quién sostenía a quién. quién enseñaba a quién. quién necesitaba, quién estorbaba, quién alimentaba a quién, quién se dejaba comer del corazón y del estómago para ofrecer su esencia, quién agotaba sus reservas.
quién era más viejo, más hermoso, más descarnado, quién daba más asco, quién más inexperto, quién amaba a quién ni a qué. o quién podía seguir amando, a lo que fuera, por lo que fuera, pero quién podía.
porque justo entonces,
sentados en el borde del trapecio,
cadáveres de la nada, suspiros de la luz,
llenos de verdad y de silencio,
no sé quién de los dos
era más niño.


---> BSO

2 comentarios:

  1. :O creo que de todos tus textos, éste es el que más redondo me ha parecido Kris, genial genial y genial.

    Es como sentarse al otro lado de ese trapecio que dices, y analizar desde el vacio (no un mal vacío, mas bien un vacío sincero y cómodo creo yo) todo lo que dan de si los detalles que se suelen pasar por alto.

    Aunque bueno, asi lo interpreto yo.
    Besitos!

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  2. me gusta cuando haces tus poemas largos y parecen no terminar, son tan bellos.
    expresiones, lo que te hacen y eres.
    lo que te define, el arte. lo que me hayuda a conoserte como amigos uno junto al otro y no como dos personas separados por el atlantico jeje aunque asi sea jeje.

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