viernes, 11 de septiembre de 2009

turno de palabra.



que todo se calle mientras hable el corazón.

que bajen el volumen de la realidad, de las calles, de los atascos, del dolor.

que se calle la mente, la gente, que cierre la boca y escupa los convencionalismos, las ataduras, lo improbable y lo racional, que el látigo del sueño cuando nos arrulla la mañana deje bailar a los deseos, con ligereza, por nuestra desnudez olvidada...

que acampe una esperanza gigante en la explanada de nuestras vidas y nos dé aire nuevo para aprender a respirar.

que se calle todo, demonios fuera!

que me mires, que me mires, que no bajes la mirada, que no la alejes ni un sólo milímetro, que tus pupilas se agarren a las mías con fuerza,

y sujétame, sujétame y no dejes de mirarme, no dejes de mirarme, no dejes de mirarme... y habla, tú no pares de pronunciar eternidades,

ve llenando este espacio, ve arrasándolo todo, ve reconstruyéndolo todo con el más absoluto caos e inúndame, poco a poco, que de las mareas he conocido nuestro oleaje, que en el oleaje sólo he aprendido a nadar en ti.

habla y que todo lo demás enmudezca

mientras tome la palabra el corazón.
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1 comentario:

  1. Está claro que mientras hable el corazón todo lo demás debería callar, pero casi nunca es así.
    El corazón (al menos el mío), se comunica por susurros que casi siempre son cubiertos por el ruido, que no tiene nada que decir.
    besos guapa

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